Estamos viviendo en una realidad virtual que nos quita la libertad física y nos obliga a encontrarnos y abrir las alas del alma para sobrevivir a la pandemia mundial.
Cerca de 40 días de resignificar, repensar, renacer para muchos y para otros solo pequeños cambios en la rutina de trabajo, el tiempo de la naturaleza es perfecto y asombroso, nos estabamos preparando para la guerra y no lo sabíamos, parecíamos locos tratando de recuperar el suelo muchas veces sacrificando las producciones individuales y por supuesto adelgazando la cartera, aprendiendo a vivir con poco y a gozar con la experiencia regenerativa, nos fuimos volviendo minimalistas sin darnos cuenta, antes de iniciar esta nueva forma de hacer ganadería todo llegaba a mi casa en bolsas plásticas sin preocuparnos por su origen ni forma de producirlo, casi siempre la decision de compra por precio o por satisfacer a mis hijos pero con una completa irresponsabilidad nutricional.
Depronto empezamos a encontrar las semillas que crecían en nuestros suelos en proceso de degradación y a ganarle la batalla a las hormigas regenerando los suelos con gramineas pastoreadas, pequeñas victorias que hoy significan la esperanza de poder producir alimentos orgánicos nutraceuticos que fortalezcan nuestro sistema inmune y permitan quizás comercializar excedentes para nuestra red de amigos.
El amor por el campo y por la naturaleza no es contagioso pero si se hereda, permite a muchos encontrar paz y armonía, no discrimina, por eso bienvenidos todos los citadinos que el éxodo sea a la inversa y que traigan al campo la conexión virtual, la tecnología para hacer la labor mas sencilla como replicable y porque no la diversidad multicultural.
Disney Baquero Umaña
@cnganaderos
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