Cuando nos enfrentamos a crisis económicas que se encuentran con crisis ambientales y sociales, es cuando se ponen a prueba los buenos negocios y la resiliencia de ellos.
En 25 años que llevo viviendo de la ganadería, jamás había sentido que se juntaran las 3 crisis, creo que sí no lleváramos algunos años tratando de reconciliarnos con la naturaleza, ya no estaríamos contando el cuento.
Los ganaderos somos esquivos a llevar y mostrar las cuentas y desafortunadamente no es porque estemos ganando mucho dinero, es porque no queremos que terceros juzguen nuestra actividad y forma de vida.
Por eso llegó el momento de diversificar, cerrar las llaves abiertas, centrar nuestra energía en poner a trabajar la naturaleza del mismo lado, seleccionar mejor nuestros vientres y bajar los costos fijos para poder permanecer en el negocio unos años más.
Es que producir alimentos como carne y leche y
determinante generar servicios ecosistémicos, monetizar el carbono, agregar valor a nuestros productos con transformación y salud para los ecosistemas y consumidores.
Muchos se están dando cuenta a los golpes que la ganaderia no es un negocio a la fija como decían los abuelos, a ellos les tocaron otras condiciones económicas, sociales pero sobretodo otros recursos naturales, un suelo más fértil y sano, un agua y aire limpio, no los podemos culpar pues con ellos crearon un capital para resistir en los momentos difíciles y lograron entregar herencias y algunos también legado.
Estamos en un punto de no retorno, el clima cambia drásticamente, el mercado se mueve y la sociedad demanda nuevos servicios, necesitamos más gente joven entrando a dinamizar esta maravillosa actividad, porque el campo se está envejeciendo pero las ciudades siguen creciendo.
Disney Baquero
Ganadera Regenerativa
@vnganaderos
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